Por: Osmen Wiston Ospino Zarate
Aunque no parezca la culebra se arrastra y
sigue viva en toda la geografía colombiana. Las antorchas incandescentes de una
protesta trasnochada y tristemente fabulada por los uribistas a cerca de un
fraude en la segunda vuelta de las
elecciones presidenciales, en las cuales el Presidente Santos acalló los
rugidos de las motosierras a punta de votos, colocaron a berrear al irascible
ex presidente Uribe, quien mal perdedor como es, insultó a medio mundo,
incluyendo a los organismos veedores internacionales y repudió la manera –
según él - grotesca y corrupta, en la que fue derrotado su candidato de marras.
Los uribistas gritan rabiosamente en sus ceremonias
paganas las insulsas oraciones, conformada por los cinco pilares que el apóstol
de los falsos positivos les enseñó (“seguridad democrática”, “confianza
inversionista”, “cohesión social”, “Estado descentralizado”, “diálogo
popular”).